En un operativo policial en Cúcuta, Norte de Santander, las autoridades capturaron a Luis Ernesto Carrillo Epalza, un ingeniero acusado de acceso carnal abusivo con menor de 14 años. La detención ocurrió tras una orden judicial emitida luego de una investigación que se extendió por un año y seis meses.
El caso conmocionó a la comunidad cucuteña. El presunto agresor, empleado de Centrales Eléctricas de Norte de Santander (CENS), fue arrestado en su lugar de trabajo. Según las autoridades, el delito está relacionado con una denuncia presentada por su hijo adoptivo de 9 años.
Abuso en una cabaña familiar
Los hechos ocurrieron durante un paseo familiar en Salazar de las Palmas, un municipio turístico de Norte de Santander. El menor relató que el abuso tuvo lugar en una cabaña donde la familia se hospedaba.
De acuerdo con el testimonio del niño, Carrillo Epalza ingresó a su habitación en la noche. Mientras los demás dormían, el ingeniero le bajó los pantalones y cometió el acto. El menor, valientemente, informó lo sucedido a las autoridades.
La denuncia desencadenó una investigación exhaustiva. Durante este tiempo, se recopilaron pruebas testimoniales, así como peritajes médicos y psicológicos que confirmaron el abuso.
Captura en Centrales Eléctricas de Norte de Santander
La captura se llevó a cabo en las instalaciones de Centrales Eléctricas de Norte de Santander. Agentes policiales ejecutaron la orden judicial en un procedimiento discreto pero efectivo. Las pruebas presentadas fueron consideradas suficientes para proceder con el arresto.
Tras su detención, Carrillo Epalza fue trasladado a un centro de reclusión en Cúcuta. Allí permanece mientras se prepara el inicio del proceso judicial por el delito de acceso carnal abusivo con menor de 14 años.
En la audiencia de imputación, el juez dictó medida de aseguramiento intramural. Esto significa que el acusado estará privado de la libertad durante el desarrollo del juicio.
Indignación en la comunidad
El caso ha generado rechazo generalizado en Cúcuta. La relación de confianza entre el acusado y la víctima, como padre adoptivo, ha intensificado la indignación. Vecinos y ciudadanos exigen justicia para el menor.
Organismos de protección infantil han alzado la voz. Insisten en la necesidad de escuchar a los niños y actuar ante cualquier señal de abuso.
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