A pesar de su importancia económica, San Victorino está colapsando. La concejal Clara Lucía Sandoval ha señalado que los problemas de movilidad, acumulación de residuos y el uso inseguro del espacio público, como el empleo de pipetas de gas en puestos informales, están poniendo en riesgo la seguridad de comerciantes y visitantes.
“La situación es insostenible. Un reciente incendio dejó en evidencia que ni los bomberos ni ambulancias pueden acceder al sector. Esto no solo es una falla de movilidad, sino una amenaza para la vida de miles de personas que a diario frecuentan la zona”, advirtió Sandoval.
Además, los comerciantes formales enfrentan múltiples obstáculos, como el bloqueo de accesos, pérdidas económicas y una competencia desleal derivada del uso inadecuado del espacio público. A esto se suma la presencia de bandas criminales que explotan el desorden para extorsionar y cometer delitos.
El panorama también tiene un rostro social significativo: el 53% de los comerciantes de San Victorino son mujeres, y más de la mitad de ellas son madres cabeza de hogar. Este dato resalta la importancia de proteger la actividad comercial formal en el sector como una forma de preservar empleos y garantizar medios de vida para miles de familias.
Sandoval ha propuesto la creación de una gerencia integral que coordine a las entidades distritales responsables del orden, la seguridad y la movilidad en San Victorino. Según la concejal, es necesario articular el trabajo de instituciones como el IPES, DADEP, Movilidad y Seguridad para implementar soluciones estructurales.
“San Victorino no puede seguir siendo un caos normalizado. Es urgente que la administración distrital asuma un liderazgo efectivo que garantice condiciones dignas para los comerciantes y seguridad para los visitantes”, concluyó Sandoval.
La crisis de San Victorino exige medidas inmediatas para recuperar el orden y proteger uno de los puntos neurálgicos de la economía de Bogotá.
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